martes, 19 de enero de 2021

LA ESPIRAL DE LA MODERACIÓN POLÍTICA

Nadia Calviño
Hace unas semanas publicábamos una entrada sobre marketing político, definido como la actividad encaminada a implementar acciones con fines políticos y que convierte la política en un mercado.

Señalábamos que una consecuencia del auge del marketing político es el desarrollo de una espiral de la moderación en el campo político. Entendiendo la moderación como una posición que busca la centralidad en una huida de los extremos, un político o un partido puede tomar decisiones encaminadas a ser visto como opción moderada para los electores. Incluso, puede tratar de diferenciarse de opciones rivales por proyectar una imagen de mayor moderación.

Cuando dos o más opciones políticas compiten por el espacio de la moderación, otros actores pueden intervenir en la carrera. Por ejemplo, medios de comunicación privados pueden estar interesados en que prosperen opciones políticas que se basen en ese tan neoliberal dejar hacer. Por esa causa, aunque manejen líneas editoriales determinadas, pueden llegar a sancionar moralmente aquellas propuestas que impliquen una medidas más drásticas para atajar problemas sociales como la desigualdad.

En la política actual, en la que expertos en marketing guían cada mensaje y cada propuesta, puede producirse una espiral hacia la moderación que conlleve el entierro de cualquier propuesta que no sea del gusto de todos los medios y todos los grupos de opinión. En algunos casos, una moderación entendida como la necesidad de llegar a acuerdos puede también acabar vaciando de contenido el programa político más comprometido.

En España, vemos que en la izquierda del tablero político encontramos a un PSOE que busca diferenciarse de Unidas Podemos en base a una imagen de moderación. En un gobierno de coalición como el que actualmente se da entre ambas fuerzas, el PSOE asume siempre el papel de moderar cualquier propuesta de Unidas Podemos. Y anhela un espacio que, al mismo tiempo, le permita no alejarse de los votantes del centro político y el nacionalismo español moderado. Hasta el punto de, aún definiéndose como republicano en sus estatutos, ha llegado repetidamente a rechazar iniciativas parlamentarias que investiguen los turbulentos procesos judiciales en los que se está viendo salpicada la Corona.

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