lunes, 31 de agosto de 2020

TRABAJO EN TIEMPOS DE CORONAVIRUS

Teletrabajo y Covid-19
En estos tiempos de pandemia, los conversatorios
como forma de comunicación y reflexión sobre los que acontece y preocupa socialmente está siendo el dispositivo más usado no sólo por las instituciones educativas sino por aquellas organizaciones vinculadas a la lucha social. En esta oportunidad queremos señalar el trabajo realizado desde hace varias décadas por la Escuela Nacional Sindical, en Colombia. El pasado 17 de julio presentó el conversatorio sobre El futuro del trabajo en tiempos de pandemia. En dicho encuentro tuvimos la oportunidad de escuchar a varios estudiosos sobre el tema. 

Julio César Neffa llama la atención, primero, sobre cómo en estos tiempos se recurre al Estado para salvar al capitalismo; y segundo, destaca la ampliación del trabajo a través de grandes plataformas ante la desindustrialización acelerada por la pandemia. 

Las nuevas tecnologías son la base sobre las cuales se configuran las nuevas formas de trabajo como es el teletrabajo. Un trabajo a distancia, remoto y conectado. Se desvanece la tradicional división entre trabajo y vida privada; y la propiedad de los medios de producción al ser el trabajador quien aporta –en muchas ocasiones- sus dispositivos tecnológicos y asume los costes indirectos ligados al trabajo (equipamiento del puesto de trabajo, energía, luz y limpieza). Emerge la oficina móvil desligada del espacio físico; y la comunicación a través de la nube permite almacenar información de manera casi ilimitada. 

Desaparece el tiempo de desplazamiento a la vez que aumenta de manera importante la intensidad y el tiempo de trabajo. El trabajo por proyectos o por objetivos flexibiliza los tiempos en pos de los resultados. A la vez que existe la sensación de una enorme soledad por parte del trabajador, el cual debe dar cuenta sobre resultados sin contar con el apoyo de los compañeros. Mientras los riesgos laborales se acrecientan: la fatiga, el cansancio mental y las malas posiciones físicas pueden estar en el origen de otras enfermedades. 

Según Neffa, el teletrabajo no desaparecerá, adquirirá nuevas formas. Con ventajas para las empresas: reducción del tamaño de las empresas, del capital fijo y de los gastos de funcionamientos (administrativos, telefonía, energía, agua, etc.); de las tasas de absentismo y de bajas por enfermedad; y de pago de horas extra. A la par que se alargan las jornadas laborales e intensifica el trabajo, se eleva la productividad y se sofistican los sistemas de control, vía tecnologías de la información y la comunicación (TIC´s). 

Por su parte, los trabajadores reivindican la ausencia de tiempo de desplazamiento; el distanciamiento de espacios tóxicos; la posibilidad de compatibilizar mejor el trabajo con las tareas del hogar; y el interés por ampliar el tiempo de ocio. 

Mientras, en el hogar se abren nuevos espacios de conflicto y negociación con el riesgo de ampliar la desigualdad entre hombres y mujeres. Se desvanecen las fronteras entre ocio, trabajo, privacidad e intimidad. El uso de la TIC´s convierte el hogar en un lugar de disputa por los recursos y por el espacio, en los cuales quedan atrapados todos los miembros de la unidad familiar, contribuyendo a extender la jornada de trabajo. 

Todo ello demanda, según el ponente, la regularización del teletrabajo, el cual debe ser voluntario y libre, con derecho a la reversión. Destaca que los teletrabajadoras/es deben gozar de los mismos derechos de los trabajadoras/es presenciales a la par que se deben transferir al capital los costes de producción asumidos por el trabajador. Además de gozar de un sistema de seguridad laboral, en el cual deben ser facilitados los medios (sillas, escritorios, equipos, etc.), contemplando aspectos ergonómicos. 

Neffa afirma que es probable que se dé inicio a un régimen mixto: casa y oficina. Desde nuestro punto de vista, el teletrabajo o su asunción de manera mixta puede ser una oportunidad para las y los trabajadoras/es, por ello debe ser regulado a la par que debe plantearse nuevas formas de lucha colectiva por un trabajo digno, mediadas por el proceso de digitalización. 

También señala que se ha precarizado el empleo, al emerger con mayor fuerza el trabajo autónomo y el trabajo negro o informal, vía las grandes plataformas (como Uber). Esto individualiza el trabajo, a la par que debilita el margen de acción sindical, y las condiciones y seguridad en el trabajo. 

Por motivos de formato de nuestro blog, invitamos a escuchar el conversatorio con Carlos Celis y Ruth Quevedo. Celis llama la atención sobre cómo las TIC´s afectan el trabajo y al conjunto de las relaciones sociales, al condicionar el tiempo y el espacio que habitamos, la familia y las relaciones de amistad. Demanda la construcción de una amplia plataforma política que vaya más allá de las organizaciones sindicales, para reivindicar: la automatización plena pero sobre la base de otro tipo de relaciones sociales; la redistribución del ingreso y el tiempo; y la politización de la enfermedad. En fin, invita a repensar la sociedad, a luchar por evitar que la economía defina en qué sociedad queremos vivir. 

Mientras, Quevedo llama la atención sobre la necesidad de reflexionar sobre la economía popular; la urgencia de construir una alianza público/comunitaria, público/popular. Ante el avance de la precariedad del trabajo y el crecimiento desmesurado del trabajo informal o en negro, es necesario ahondar en las identidades que se tejen en dichos espacios. Identidades que se construyen a través de vínculos como el cuidado y la solidaridad; de ahí la necesidad de construir lazos entre los trabajadores de la economía formal e informal. 


BIBLIOGRAFÍA 

Escuela Nacional Sindical, Julio 17 de 2020, El futuro del trabajo y los efectos de la pandemia. Participan: Julio César Neffa, Carlos Celis y Ruth Quevedo. Moderador: Alberto Orgulloso. 

https://www.facebook.com/escuelanacionalsindicalcolombia/videos/280156266580121

domingo, 23 de agosto de 2020

ENCRUCIJADAS, REVISTA CRÍTICA Y NECESARIA DE CIENCIAS SOCIALES

Hemos citado y nos hemos referido varias veces a 
Portada del último número de Encrucijadas
Encrucijadas. Publicación que, como señala 
su nombre, se ubica en el necesario espacio de ser una revista crítica de ciencias sociales. Y lo hace en la práctica, por diversas razones:

Por poner la imaginación sociológica encima de la mesa. Un trabajo experimental y creativo como “Un grupo sobre grupos de discusión” (Requena et al, 2016) repiensa la ciencia social en su dinámica histórica. Como una práctica determinada por los cambios culturales, académicos o económicos.

Por su interinstitucionalidad, pues es una publicación independiente formada por profesionales de las ciencias sociales de un conjunto de entidades y campos diferentes. Ello permite romper con muchos de los clichés institucionales que encorsetan el trabajo de difusión de trabajos metodológicos y de investigación. 

Por publicar productos de investigación que ponen en cuestión las prácticas de investigadores e instituciones de alta reputación. La publicación de la transcripción de la entrevista a una encuestadora del CIS, comentada en este blog, supuso una aportación crítica al llamado ethos burocrático. 

Por publicar artículos que, alejándose de patrones editoriales al uso, contribuyen a generar discurso a partir de trabajos de investigación realizados. Un ejemplo de ello fue la publicación del excelente artículo de Enrique Martín Criado (2018) sobre juventud y educación que ya destacamos en este blog. 

Encrucijadas se edita dos veces al año (mayo y noviembre) en números temáticos y cuenta con un proceso de evaluación por pares. Para solicitar la publicación de un trabajo, el proceso se inicia con el registro en la revista


BIBLIOGRAFÍA 

Martín Criado, E. (2018) Juventud y educación: cuestión de clase. En: ENCRUCIJADAS. Revista Crítica de Ciencias Sociales || Vol.15, 2018, r1501. 

Pasadas, Sara, Font, Joan, Camas, Francisco, Ferreras, Marisa, de Zárraga, José Luis y Rafael Ibañez (2017) Los métodos y técnicas de las ciencias sociales ante los procesos electorales. En: Encrucijadas. Revista crítica de ciencias sociales. Vol. 13. 

Requena, M. (coord.); Fernando Conde; Javier Callejo; Enrique Martín Criado; J. Manuel Rodríguez Victoriano; Paula Martínez; Araceli Serrano; Gomer Betancor; Luis Enrique Alonso; David Prieto; Marc Barbeta; Carlos Pereda; Miguel Ángel de Prada (2016) Un grupo sobre el grupo de discusión. Entre la lógica instrumental y el eterno retorno a la sociología critica. En: Encrucijadas. Revista Crítica de Ciencias Sociales, vol. 12.

domingo, 16 de agosto de 2020

NOTICIEROS Y CONSTRUCCIÓN DEL DISCURSO DE LA INSEGURIDAD: NECESIDAD DE REGULACIÓN

Magnificación de noticias


Argentina tuvo un pico de delitos en 2002 y a partir de 2003 la cifra de delitos empezó a bajar. No obstante, la cuestión de la inseguridad ha alcanzado en los últimos años un papel central en las informaciones periodísticas de ese país. En una prevalencia de las noticias de sucesos sobre otro tipo de contenidos, casi siempre con características sensacionalistas, los medios han construido una matriz simbólico-dramática que establece una imagen de lo otro y de lo popular como bárbaro y peligroso (Barbero, 1987). Esto ha ocurrido en otros países, incentivado también por la creciente guerra de audiencias de los medios de comunicación.

Mercedes Calzado et al (2019) han estudiado este proceso en los noticieros de televisión de Buenos Aires, poniendo atención a los nuevos modos de producción de noticias policiales en la televisión. Con una metodología bastante innovadora, realizaron un monitoreo de medios y televidentes.

Con mucho acierto, el estudio parte de la hipótesis de que los medios de comunicación son dispositivos centrales en la construcción del espacio de lo público. 

A través de la emergencia de una categoría de noticias que los autores llamaron “hechos extraños e insólitos”, referida a delitos de poca envergadura, los medios magnifican la cuestión de la inseguridad.

Al tiempo, se desplaza la noción de víctima y victimario. Vecinos y televidentes se convierten en posibles víctimas y, también, los vecinos son convertidos en posibles victimarios. Geográficamente, los investigadores observan una tendencia a enfatizar el delito en determinados barrios de la ciudad.

Observan también un énfasis en noticias basadas en un no-acontecimiento (“lo que podría haber sucedido si…”), así como en rumores y sospechas. En una narrativa que estimula la participación de los televidentes que, como posibles víctimas, envían grabaciones de pequeños delitos de sus vecinos.

En una entrada anterior nos referíamos al papel de la publicidad de alarmas en la construcción de un discurso que magnifica la inseguridad y llamábamos a una urgente regulación de este tipo de contenidos. Lo mismo sucede con la información periodística de los sucesos. La sociedad necesita una regulación de esta carrera por las audiencias que pone en peligro nuestra convivencia.


BIBLIOGRAFÍA

Baquero, R. (2017) “El crimen de Brian”. La legitimación de la baja en la edad de imputabilidad en el discurso del diario Clarín. Question, 1 (56), pp. 1-17.

Calzado M., Lio V., y Gómez Y. (2019) Noticias policiales y nuevos modos de narrar la “inseguridad” en la televisión Argentina de aire.Ámbitos. Revista Internacional de Comunicación, 44, 217-243. doi: 10.12795/Ambitos.2019.i44.13

domingo, 9 de agosto de 2020

DISCIPLINAMIENTO SOCIAL: EL PANÓPTICO

Despositivo panóptico en Foucault
El Panóptico de Bentham es la figura arquitectónica considerada por Foucault para explicar los procesos de disciplinamiento y normalización de la sociedad. Es una construcción en forma de anillo, en cuyo centro se encuentra una torre con anchas ventanas que se abren en la cara interior. Mientras, la construcción exterior o periférica está constituida por celdas con dos ventanas. Una da al interior, correspondiente a la ventana de la torre, y otra, que permite atravesar la luz de lado a lado de cada celda. Basta con ubicar a un vigilante en la torre y encerrar en cada celda a un condenado, un loco, un enfermo, un obrero o un estudiante para que, por efecto de la contraluz, se pueda observar desde la torre las pequeñas siluetas cautivas: perfectamente individualizadas y constantemente visibles.


Se invierten las tres funciones del calabozo: encerrar, privar de luz y ocultar. Solo se conserva la primera. La plena luz y la mirada de un vigilante captan mejor que la sombra. Pero la visibilidad es una trampa: El preso es visto, pero él no ve: es objeto de una información, jamás sujeto en una comunicación (2002: 308). Esto es la garantía del orden: se vivencia una soledad secuestrada y observada, además de normalizada.

Por ello, el mayor efecto del Panóptico es provocar en los sujetos un estado consciente y permanente de visibilidad que garantiza el funcionamiento automático del poder. La vigilancia se torna permanente en sus efectos, independientemente si se lleva a cabo o no. Es una maquina con capacidad para crear y de sostener una relación de poder independiente de aquel que lo ejerce. Los detenidos se hallan insertos en una situación de poder de la que ellos mismos son los portadores. Ellos mismos han interiorizado el control, por ello no es necesaria la existencia de dispositivos concretos de vigilancia; lo fundamental es saberse vigilado. Bentham sentó el principio de que el poder debía ser visible e inverificable. “Visible: el detenido tendrá sin cesar ante los ojos la elevada silueta de la torre central de donde es espiado. Inverificable: el detenido no debe saber jamás si en aquel momento se le mira; pero debe estar seguro de que siempre puede ser mirado (2002:309). Es así como una relación ficticia desencadena en una sujeción real.

El saberse sometido a un campo de visibilidad, reproduce por su cuenta las coacciones del poder; inscribe sobre su piel la relación de poder en las que juega a la vez dos roles: sometido y autor de su propio sometimiento. De ahí que el poder externo puede abreviar su peso físico, pues éste ya está interiorizado. El Panóptico puede ser utilizado como máquina de hacer experiencias, de modificar el comportamiento, de encauzar o reeducar la conducta de los individuos.

Es un dispositivo que automatiza y desindividualiza el poder. No importa quién ejerce el poder. Cualquier individuo puede hacer funcionar la máquina.

El Panóptico funciona como una especie de laboratorio de poder. Debido a sus mecanismos de observación, gana en eficacia y en capacidad de penetración en el comportamiento de los sujetos; un aumento de saber se traduce en una avanzada del poder.

Sumado a lo anterior, el dispositivo disciplinario está democráticamente controlado, pues es accesible al ejercicio del control por parte de cualquier ciudadano. Por ello, “el esquema panóptico está destinado a difundirse en el cuerpo social; su vocación es volverse en él una función generalizada” (2002: 318).

Pero esta expansión de las instituciones disciplinarias son la expresión de procesos más profundos como: 1) La inversión funcional de las disciplinas. 2) La enjambrazón de los mecanismos disciplinarios.3) La nacionalización de los mecanismos de disciplina.

La "disciplina" no puede identificarse ni con una institución ni con un aparato. Es un tipo de poder, una modalidad para ejercerlo, implicando todo un conjunto de instrumentos, de técnicas, de procedimientos, de niveles de aplicación, de metas: es una "física" o una "anatomía" del poder, una tecnología.

En este sentido, se puede hablar de una sociedad disciplinaria en movimiento que va desde las disciplinas cerradas –situación de peste-, especie de "cuarentena" social, hasta el mecanismo indefinidamente generalizable del "panoptismo".

“Se pretende el adiestramiento minucioso y concreto de las fuerzas útiles; los circuitos de la comunicación son los soportes de una acumulación y de una centralización del saber; el juego de los signos define los anclajes del poder; la hermosa totalidad del individuo no está amputada, reprimida, alterada por nuestro orden social, sino que el individuo se halla en él cuidadosamente fabricado, de acuerdo con toda una táctica de las fuerzas y de los cuerpos. Somos mucho menos griegos de lo que creemos".

Según Foucault: Lo que se busca es producir cuerpos dóciles, exacerbar la productividad de los cuerpos. Somos el engranaje de la máquina panóptica, dominados por sus efectos de poder que prolongamos nosotros mismos.


BIBLIOGRAFÍA

Foucault, Michel, 2002, Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión. Buenos Aires: Siglo veintiuno editores.

domingo, 2 de agosto de 2020

DISCIPLINAMIENTO EN TIEMPOS DE PESTE Y CORONAVIRUS

Autoridad y disciplina.
Disciplinamiento durante la pandemia
En Vigilar y Castigar (2002), Foucault realiza un relato sobre las medidas que se adoptaron a finales del siglo XVIII, cuando se decretaba la peste en una ciudad. Veamos algunas de ellas, las cuales en tiempos de COVID-19 no nos parecen ajenas: 

  • Estricta división espacial: cierre de la ciudad y del “terruño”. Prohibición de dejar salir de la zona a todos los habitantes, bajo la pena de pérdida de la vida, además del sacrificio de todos los animales errantes.
  • Cada calle queda bajo la autoridad de un síndico, quien cierra personalmente las casas y queda con las llaves, las cuales son entregadas al intendente, quién a su vez las conserva hasta el fin de la cuarentena.
  • Cada familia debe haber realizado sus provisiones. En cuanto al pan y el vino son provistos a través de canales de madera. Así mismo, para la carne y el pescado son abastecidos a través de poleas y cestas, garantizando el confinamiento total.
  • Únicamente transitan por las poblaciones los síndicos, los soldados y uno que otro cuervo que sobrevuela alrededor de las casas infectadas y de los cadáveres. “Cada cual está pegado a su puesto. Y si se mueve, le va en ello la vida, contagio o castigo” (2002:199).
  • Diariamente el síndico pasa revista casa por casa, llama a cada miembro de la familia por su nombre, para tener control sobre el avance de la peste y determinar si hay un ocultamiento de algún enfermo o muerto. Es una revista diaria de los vivos, de los enfermos y de los muertos.
  • La mirada está en movimiento permanente, controla la totalidad de las calles y rincones, para contener la peste y vigilar todo tipo de desórdenes, latrocinios y saqueos.
  • El control está soportado por registros permanentes: nombre, edad, sexo, realizados por los síndicos, quienes reportan a los intendentes y regidores o alcaldes. Una estructura piramidal y burocrática, que ejerce autoridad sobre los cuidados médicos. Médicos asignados despejando el espacio de todo aquel que no haya sido autorizado, como cuidanderos y sacerdotes.
  • Los registros patológicos son constantes y centralizados. El ámbito de lo privado y la relación de cada cual con su enfermedad y su muerte sobreviene por los dispositivos del poder.

Todo esto se configura como un dispositivo disciplinario: espacios cerrados, vigilados, en donde los movimientos de todos los sujetos se hayan controlados. La forma como vivencian el miedo, la enfermedad y la muerte está registrada. Al igual que la distribución de los vivos, enfermos y muertos está controlada por una jerarquía disciplinaria. Es la penetración del reglamento hasta los detalles más finos de la existencia, apoyado en una jerarquía para asegurar el funcionamiento capilar del poder. 

Como Foucault señala, la ciudad apestada está habitada por la inspección, la vigilancia y la jerarquía; está inmovilizada por el funcionamiento de un poder extensivo, un poder permanente que se ejerce sobre los cuerpos individuales; es la utopía de la ciudad perfectamente gobernada. La cristalización en su máxima expresión del poder disciplinario, legitimado por el miedo que abraza los cuerpos y las mentes de los sujetos. Es también el espacio para cambiar las reglas del juego de la sociedad y la pérdida de derechos; pero tal vez lo más angustioso es su normalización

Este relato maravilloso pero espeluznante no nos es ajeno en el momento actual. Por ello, en próximas entradas ahondaremos más en el disciplinamiento basado en dispositivos panópticos que permitió a Foucault comprender el proceso de disciplinamiento de la sociedad moderna. 


BIBLIOGRAFÍA

Foucault, Michel, 2002, Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión. Buenos Aires: Siglo veintiuno Editores.