viernes, 21 de octubre de 2022

MOVIMIENTOS SOCIALES, CRÍTICA A LOS APORTES DE ZIBECHI (III)

Movimientos sociales
En esta oportunidad queremos destacar algunas de las críticas a los aportes sobre los movimientos sociales realizados por Zibechi.

Zibechi destaca las movilizaciones de los movimientos sociales como resultado de las redes de relaciones sociales de la vida cotidiana más que fruto de organizaciones creadas para impulsar la acción colectiva. En este sentido, los lazos comunitarios son el eje de análisis para comprender la forma de organización, las reivindicaciones y las acciones colectivas, las cuales involucran de manera activa y afectiva a todos los miembros de la comunidad, destacando el papel de la mujer. Vínculos que no se construyen como medios para la toma del poder, porque los proyectos comunitarios se van construyendo y deconstruyendo de manera colectiva, en el día a día; son el resultado de las particularidades y singularidades de los colectivos, que avanzan en pos de una sociedad solidaria, amorosa y respetuosa del medio ambiente, pero distante de prefiguraciones sociales ideales y de estructuras que opaquen los lazos comunitarios. Es así como los vínculos configuran otros mundos, poderes no estatales y formas de producción y relaciones no capitalistas (Zibechi, 2003, p. 138).

En este sentido, como señala Cruz, el rescate de lo afectivo distancia a Zibechi de la explicación de la acción colectiva como resultado de una racionalidad instrumental. Por esa razón, Zibechi considera inapropiado el concepto de movimientos sociales, los cuales se generan en el marco de una “sociedad unificada, con un Estado, una justicia, un sistema político” (Zibechi, 2017, p. 13). En Latinoamérica las sociedades son más porosas, estas instituciones no abarcan toda la diversidad social, en ese sentido propone denominar la acción de dichos movimientos como «sociedad otra en movimiento» (2019:120).

A continuación destacamos algunos desacuerdos presentados por Edwin Cruz (2019) respecto a los aportes de Zibechi.

El autor centra sus desacuerdos, primero, en la división de los movimientos por Zibechi en institucionalizados y no institucionalizados. Destaca que confunde lo institucional con todo aquello que suponga jerarquía, organización o se mueva en la lógica vertical y representativa del Estado. Desconociendo que para movernos en el mundo social son indispensables los procesos de institucionalización, es decir, la existencia de patrones regulares; que, incluso, vivencian las mismas comunidades que él reivindica.

Otro aspecto a destacar por Cruz es su énfasis en el «poder como capacidad», sin considerar que en cualquier vínculo, incluso de tipo comunitario, también emerge el «poder como dominación». Por tal motivo, es difícil comprender cómo se despliega el poder y con él los conflictos dentro de las comunidades o acciones colectivas abordadas. Este análisis es opacado.

Tercero, la supremacía dada a lo colectivo sobre el individuo. Cruz se pregunta en qué medida es emancipatorio el vínculo comunitario. El desconocimiento de los procesos de individualización que permiten a los sujetos escapar de la sujeción de lo comunitario. Aunque no suele ser un problema a analizar, Zibechi destaca que en las comunidades las opresiones no se ocultan sino que se trabajan (2015, p. 191).

Cuarto, la propuesta de Zibechi se sustenta en el potencial emancipatorio de las comunidades, basado en su capacidad de constituirse en poderes no-estatales “poderes no separados, no escindidos de la sociedad, que no forman un cuadro aparte, ni para tomar decisiones, ni para luchar, ni para resolver conflictos internos” (citado por Cruz, 2019: 184), pero posiblemente esa amalgama a la que llamamos sociedad está tocada, incluso en Latinoamérica, por el capitalismo, por sus habitus y prácticas de consumo. Especialmente en un mundo globalizado bajo la hegemonía capitalista, de ahí que ese potencial emancipatorio comunitario se torne complejo, especialmente en zonas urbanas.

Por último, la reducción del Estado a un aparato burocrático jerárquico, que se configura sólo como una estructura que absorbe lo comunitario y da paso al mercado.

Posiblemente, las críticas presentadas por Cruz son pertinentes, pero el gran aporte de Zibechi, entre otros, es develar cómo el Estado ha ido arrasando con lo comunitario, la necesidad de rescatar el campo social como forma de construirnos sin necesidad de guiarnos por paradigmas cerrados, jerárquicos distantes de un reencuentro con la naturaleza; a la vez que dignifica el saber de las comunidades indígenas, dándole el estatus de saber ancestral, cotidiano y político, como ya señalábamos en anteriores entradas.


BIBLIOGRAFÍA

Cruz, Rodríguez, Edwin, 2019. Pensar los movimientos sociales en y desde América Latina. Una mirada crítica a la contribución de Raúl Zibechi. Estudios Políticos, 56, Medellín, septiembre-diciembre de 2019: pp. 175-197.

Zibechi, Raúl. (2003). Genealogía de la revuelta. Buenos Aires: Nordan- Comunidad, Letra Libre.

Zibechi, Raúl. (2015). Descolonizar el pensamiento crítico y las prácticas emancipatorias. Bogotá: Desde Abajo.

jueves, 13 de octubre de 2022

DESPOBLACIÓN Y MACROPROYECTOS DE ENERGÍA SOLAR

Imagen de una planta solar
El calentamiento global es un grave problema para nuestro futuro. Desde este blog apoyamos el desarrollo de energías renovables y alternativas a los combustibles fósiles o la energía nuclear. Pero nos parece relevante destacar algunos debates sobre los macroproyectos de energía solar que se están dando en algunas zonas despobladas.

Como publica el diario El Salto, en la comarca del Valle de Esgueva (que se encuentra entre las provincias de Valladolid y Burgos, en España) diversos fondos de inversión han planificado construir quince macroproyectos de energía solar, que suman un total de 90 hectáreas. La comarca vive desde hace décadas un fuerte proceso de despoblación y estos macroproyectos apuntan hacia llanuras de tierras cultivables.

ADVE, Asociación en Defensa del Valle de Esgueva, consiguió parar dos de ellos recogiendo 1000 firmas entre los 3000 habitantes de Renedo. Argumentando que la consolidación de estos macroproyectos de energía solar puede ser la puntilla para la definitiva desaparición de los pueblos que forman la comarca. Porque destinan una gran cantidad de hectáreas a los paneles solares sin apenas generar empleo, al mismo tiempo que destruyen una de las pocas fuentes de riqueza de este territorio: la agricultura y la ganadería extensiva.

El eslogan de la campaña de ADVE reza: “Renovables sí, pero no así”. No sólo por las consecuencias socioeconómicas, sino por el impacto medioambiental: las placas son incompatibles con la existencia de árboles y una pareja de águila imperial, especie en peligro de extinción, habita hasta ahora en el Valle. 

De este debate, surgen una serie de preguntas: ¿No sería preferible instalar paneles solares en los tejados? ¿Brindan los macroproyectos de energías renovables un verdadero beneficio para las comunidades en que se asientan? ¿De qué manera se puede alcanzar un equilibrio territorial en el esfuerzo hacia una transición ecológica? Posiblemente la respuesta a estos interrogantes esté en la regulación y en la soberanía de los territorios por encima del mercado.

jueves, 6 de octubre de 2022

¿RECONQUISTA O LUCHAS ENTRE REINOS CRISTIANOS? EL CID CAMPEADOR EN ZARAZOGA

Imagen del guerrero medieval
La figura de Rodrígo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, fue exaltada en el Romance del Mío Cid, que le convirtió en leyenda medieval un siglo después de su muerte. Ya en el siglo XIX, historiadores como Ramón Menéndez Pidal (1929) se encargaron de asociar su figura con una idea novedosa: la Reconquista de España.

Historiadores como Alberto Montaner (1998) o José Álvarez Junco (2019) constatan que la historia fue una herramienta al servicio del nacionalismo romántico español en el siglo XIX. En el caso de la figura del Cid, se mezcló leyenda y datos fidedignos, reforzando la idea de guerra religiosa (e, incluso, patriótica) en perjuicio de todos aquellos hechos que constatan la lucha por el territorio entre diferentes reinados y cortes.

Lo cierto es que este guerrero medieval combatió en 1063 también para uno de los reinos islámicos, la taifa de Zaragoza de Áhmad ibn Hud. En la batalla de Graus, Fernando I de Castilla apoyó al rey musulmán para evitar la expansión del Ramiro I de Aragón, que había constituido una alianza con el rey navarro Sancho IV para conquistar ese territorio.

Veinte años después de la batalla de Graus, Rodrigo Díaz de Vivar regresó a Zaragoza, esta vez por cuenta propia, para defender nuevamente al rey de la taifa musulmana, en su enfrentamiento armado con el Reino de Aragón.

Lo sucedido en Zaragoza muestra lo que fue tendencia predominante durante la Edad Media en la Península Ibérica: las luchas de poder entre los diferentes reinos cristianos, por encima de cualquier idea de Reconquista; y la existencia de señores de la guerra que, como el Rodrigo Díaz de Vivar, no dudaron en ponerse al mando de tropas religiosa y culturalmente opuestas. Muy lejos de ser agentes de una supuesta reconquista de España.


BIBLIOGRAFÍA

Álvarez Junco, José (2019) Utilización política de la historia. En: Cuadernos de Pedagogía nº 495, 2019, pp. 53-59.

Menéndez Pidal, Ramón (1929) El Cid Campeador. Madrid: Editorial Austral.

Montaner, Alberto (1998) El Cid en Aragón. Zaragoza: Caja de Ahorros Inmaculada de Aragón.