lunes, 16 de noviembre de 2020

INTELECTUALES ORGÁNICOS EN GRAMSCI

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Antonio Gramsci
Antonio Gramsci (1891-1937) desarrolló desde una
perspectiva marxista el concepto de bloque histórico para establecer la relación dialéctica que se constituye entre la estructura socioeconómica y la superestructura político-ideológica; esta última está conformada por la sociedad civil y la sociedad política, y muestra los posibles desequilibrios que subyacen en el interior del bloque histórico. Destaca los elementos ideológicos y culturales para el logro de la hegemonía y la comprensión de los cambios sociales.

La armonía de este conjunto de elementos se alcanza gracias al rol que juegan los intelectuales orgánicos de la sociedad, quienes proponen y materializan la concepción de mundo de la clase dominante. Ellos son los ideólogos del proyecto político, capaces de elaborarlo, difundirlo y legitimarlo, de ahí que cumplen un papel estratégico en el espacio de la superestructura. La hegemonía cultural se alcanza con el control de las instituciones religiosas, educativas y de los medios de comunicación, entre otras. 

Por ejemplo, el capitalismo ha contado desde el siglo pasado, en la esfera económica, con intelectuales orgánicos como Hayek y Friedman defensores a ultranza del neoliberalismo. Desde el campo académico, en la cuna del capital cultural y simbólico estadounidense, el neoliberalismo se erigió en proyecto político que abarcó el campo económico y social. Proyecto defensor a ultranza del mercado en desmedro del papel del Estado como ente regulador y redistribuidor de la riqueza. Este proyecto económico-político sigue siendo abanderado por los intelectuales orgánicos de las clases dominantes a nivel global, sin generar mayor crisis del bloque hegemónico, a pesar de las continuas crisis que ha sufrido el sistema capitalista en los últimos cincuenta años. 

Por un lado, los intelectuales orgánicos asumen los roles de organizadores y administradores en todos los campos (económico, social, político, cultural y religioso); cuya tarea es mantener el vínculo decisivo entre estructura y superestructura en el bloque histórico. Por otro, articulan su trabajo a los grupos sociales, con miras a generar unidad discursiva y conciencia de su propia función como sujetos políticos. 

Cada sector tiene sus propios intelectuales. En la sociedad política (burocracia civil y militar, técnicos, políticos, entre otros). Y en la sociedad civil (trabajadores, técnicos, supervisores, sindicalistas, sacerdotes, educadores, gestores culturales y de los medios de comunicación, periodistas, etc.). 

Gramsci destaca  el papel de los grandes intelectuales, tanto en la esfera internacional como nacional, cuyo objetivo es generar homogeneidad ideológica (discursiva y estratégica) a la masa de los intelectuales de los distintos niveles. Lo interesante de la propuesta gramsciana es, por un lado, el papel político que se otorga a los diversos tipos de intelectuales, es decir, tanto a aquellos que cumplen funciones organizativas y conectivas como a aquellos cuya tarea está más orientada a la creación discursiva. Por otro, es el descubrimiento de que este carácter político tiende a convertir la “masa” de los intelectuales en un “bloque” orgánicamente ligado al poder estatal ( Giglioli, 1996). No obstante, su propuesta no abandona su carácter jerárquico, sin que la participación de las bases en la construcción discursiva sea uno de sus fundamentos. 

No obstante, Gramsci hace un llamado a todos los intelectuales de todos los sectores de la sociedad civil y política a proponer un contra-discurso que impregne también el sistema educativo y los medios de comunicación para quebrantar la hegemonía cultural dominante sobre las clases sometidas. 

Se distancia, entre otros aspectos, de la propuesta marxista al no considerar que la crisis del bloque hegemónico sea necesariamente empujada por las transformaciones a nivel de la estructura, destaca los aspectos ideológicos, culturales, ese decir, el espacio de la superestructura. La disputa por la hegemonía cultural, abanderada por los intelectuales orgánicos, puede desencadenar luchas en la sociedad civil con expresión en la sociedad política y originar transformaciones sociales, es decir, crisis del bloque histórico. O, en sentido inverso, la no hegemonía ideológica por parte de los dominados puede mantener el bloque histórico a pesar de sus crisis internas y transformaciones en la esfera de la estructura. 


BIBLIOGRAFÍA 

Giglioli, Giovanna, 1996, los intelectuales orgánicos en la teoría de Eramsci. Recuperado de: https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/reflexiones/article/view/10907

Gramsci, A. (1967). La formación de los intelectuales Ciudad de México: Grijalbo. 

Lugo, Armando, 2020, La crisis hegemónica del modelo neoliberal. Un análisis desde los postulados de Antonio Gramsci. Universidad Distrital, Bogotá.

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